Del caos a la creación: La descomposición creativa de Sofía Ureña

En el presente contexto en el que la artista nos invita a pensar en imágenes y procesos asociados a la “fermentación”, el acto nos puede generar mucha resonancia con el estado actual de las cosas. Ureña nos hace pensar en el añejamiento de nuestras sociedades, en los procesos de putrefacción y descomposición de los tejidos socioeconómicos, de la transformación de nuestras relaciones humanas, la desarticulación y degradación ambiental de nuestro planeta. Resulta casi inevitable no establecer una relación entre el caos de las crisis contemporáneas que vivimos, con la presente muestra.

La clave en este caso, es ver más allá del mero acto de degradación que sufren los materiales al experimentar procesos de fermentación, para acceder a esos otros recovecos experimentales, que la artista quiere que visitemos con su obra.

Ureña menciona que los materiales que usa son “producto de la fermentación como una opción viable para su uso en la investigación y producción de las artes visuales”, por lo que utiliza de manera sugerente el espacio de la Galería del Consejo Universitario como estación experimental, en donde sus obras no sólo establecen un diálogo estético y conceptual en torno a la práctica artística contemporánea, sino que lo hace “evidenciando distintas alteraciones en el olor, atracción de insectos así como también la degradación y descomposición” de los mismos.

El acto de transformación de las obras en el plano de la Galería, funciona como una estrategia de reflexión sobre la inevitabilidad de la mutación y de la putrefacción como procesos necesarios en la vida de los organismos, y por ende nos los presenta como procesos profundamente humanos.

Las obras que conforman la muestra son una serie de collages y montajes realizados a partir de cultivo celulosa bacteriana, o como lo entiende Ureña “agentes vivos”. El elemento biodegradable en la muestra es importante para la artista, pues le concede “un gran potencial visual” pero a su vez, le introduce en un diálogo sobre “la construcción de objetos más coherentes y responsables con el ambiente”. Quien visita la exposición notará que las piezas son vulnerables, frágiles, aunque visualmente intrincadas y complejas, lo cual finalmente plantea mediante cada pieza, una bella alegoría de la vida, la cual es tremendamente endeble y a la vez insondable.

Sofía Vindas Solano

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